Bienvenidos Terricolas.

Han atravesado el portal valientes viajeros... No es un mundo paralelo, no es un universo desconocido. Es simplemente una instancia para pelusiar...
ADV: ¡CUIDADO! Algunas pelusas pueden resultar peligrosas.

*Pelusiar: las pelusas todo lo ven y todo lo saben, es imposible escapar de ellas, porque cuando menos lo esperes ahí estarán para dar su golpe maestro. El tamaño no es lo que importa...

viernes, agosto 31, 2007

"¡¡Hagamos un cacerolazo!!"; El llamado a las armas de la Abuela Transantiago



“Salgamos a protestar”.- Así comienza el discurso de la Abuela Transantiago, la mujer que se ha vuelto famosa durante los últimos días gracias al video de dos minutos captado en pleno horario pick de movilización. El publicista de 25 años, Felipe Plaza, habría grabado a la mujer con su celular al interior de un vagón de metro de la Línea 4. Video de la semana según LUN e integrado al repertorio de los más vistos en YouTube.com y ElAntro.cl.

La Abuela Transantiago no tiene nada que envidiarle a ningún candidato político ni a los dirigentes huelguistas de la CUT. Con sus varios años encima y un discurso potente, esta anciana sin pudor dictó sentencia para los “pelagatos de ministros” que no han solucionado las fallas de este sistema de locomoción que ya lleva casi siete meses funcionando. O al menos, tratando de funcionar. En su declaración la mujer asegura que “los hombres son unos cobardes”, y que en lugar de levantarle la mano a sus señoras, deberíamos unirnos todos y “levantarle las manos al gobierno”. La anciana, probable contra partidaria del régimen de la dictadura, afirma en el video que jamás le tuvo miedo a los militares y que no existen razones para temerle tampoco al Gobierno actual.

A pesar del éxito y la gran suma de seguidores que el video ha generado, esta mujer de valiente discurso y carácter revolucionario aún no tiene nombre. Ningún medio ha sido capaz de dar con su paradero, aunque se presume que cuando fue grabada viajaba entre las estaciones Macúl y Cristóbal Colón.

Las reacciones difieren entre los que aquella tarde viajaban junto a la Abuela Transantiago y los usuarios que han visto el video vía Internet. Los pasajeros del metro, apretados unos contra otros y cansados del monólogo de la mujer, optaron por sepultar el discurso con comentarios irónicos y burlas. Finalmente, se resolvió ceder un asiento para que la predicadora dejara de armar escándalo. Sin embargo, la reacción que se ha visto en los foros resulta completamente opuesta; apoyo y hurras por la anciana que se ha atrevido a desafiar al Gobierno y a dar la cara en el intento.

¡Cuidado Zamorano! Parece ser que si de apoyo al pueblo se trata, el Transantiago tiene un nuevo rostro.

B.G.J.

VIDEO AQUÍ

http://www.youtube.com/watch?v=m4P5OIsplIk




lunes, agosto 27, 2007

Yo No Tengo Héroe


Corta, de una. No tengo y creo que jamás he tenido alguna figura heroica a seguir en mi vida. Modelos tampoco porque crecí demasiado consentida y orgullosa como para mirar hacia arriba a cualquiera. Y que conste que me planteé y replanteé una y otra vez la cuestión de mi héroe o heroína, y aún así no fui capaz de hallar alguno de mi preferencia. Gente admirable sí, por supuesto que sí; aquellos que han hecho de sus vidas lo que siempre soñaron, que no sólo han llegado lejos sino que han alcanzado el punto que ellos mismos se impusieron. Admiro a los dueños del éxito: no a los que han conseguido pequeñas victorias, sino a los que han comprendido el éxito en todos los ámbitos de la vida humana.

Creo que mi generación en sí carece de modelos o se limita a unos cuántos. Quizás porque hemos visto demasiadas derrotas y fracasos y son muy pocos los líderes exentos de dichas frustraciones. Desde Bob Marley, muerto en Miami y lejos de su amada tierra jamaiquina, hasta Muhhamad Ali quien siendo durante su vida un coloso boxeador, sucumbe ante la enfermedad del Parkinson. Desde Mahatma Ghandi, asesinado mientras se dirigía al templo para rezar, hasta El Rey, Elvis Presley, hallado muerto misteriosamente en la bañera de su mansión. Y así con todos, el asunto jamás termina. Por muy grandes, fuertes, alabados y glorificados, cada uno de los modelos que la historia se ha dignado a presentar como héroes, han sucumbido ante las enfermedades y sus propios rivales. Porque ni una sola alma puede escapar a las manillas del reloj; a la muerte. Y si bien que el hombre muera no sea una razón suficiente para invalidar sus logros, da fe de que ningún héroe es invencible del todo. Por otro lado, los héroes no son más que meras ejemplificaciones de perfección o de ideales planteados por la sociedad. De manera que limitan al individuo a trabajar determinadas cualidades con mayor esmero que otras que no son apreciadas por su entorno.

Mi generación, al menos los jóvenes como yo, ha optado por liberarse de sus ataduras tradicionales y dejar de lado los cánones y modelos impuestos por las generaciones predecesoras. Ya a nadie le importa cómo se supone que debemos ser o actuar, ni cómo debemos desenvolvernos y hasta dónde debemos llegar. Hemos alcanzado un punto en el que batallamos por nosotros mismos mediante nuestros propios medios puesto que en la actualidad vale más diferenciarse que apegarse a un modelo. La población ha aumentado con semejante magnitud y rapidez que la vida diaria y el crecimiento humano se han convertido en una carrera por ser mejor que el otro, lo que a fin de cuentas es ser distinto al otro. Hoy somos nosotros nuestros propios héroes, buscamos romper los récords que otros establecieron, ir más allá de las metas comunes, convertirnos en ejemplos a seguir. Ya nadie quiere ocultarse bajo la sombra de otro que algún día llegó más lejos. Quizás he aquí la razón de por qué cada vez más jóvenes dejan de identificarse con los partidos políticos, y de por qué cada día que pasa aumentan las tribus urbanas y los distintos estilos. Jamás se había visto en la medida en que se ve hoy tanta posibilidad de ser; tantas formas de vestir, músicas que escuchar, maneras de hablar, lugares adonde ir.

Frente a este panorama, la idea de los héroes patrióticos como ejemplos de vida resulta absurda. En especial puesto a que vivieron en un Chile prácticamente ajeno al de hoy, en un mundo que siquiera era capaz de proyectarse hacia aquél en el vivimos nosotros. De manera que buscar imponer a los niños en los colegios, a los adolescentes en los textos universitarios y al país entero mientras se acercan las fiestas patrias, estos hombres como ideales de vida, no es más que evitar inútilmente el pasar de los años. Los héroes de ayer no pueden ser los de hoy, es imposible concebir sus existencias en una sociedad como la actual. Lautaro por ejemplo; con su escasa altura, su contextura gruesa, sus ojos negros, rostro lleno, su espalda robusta, su sangre indígena pura, habría sido blanco perfecto de la discriminación chilena contra sus propias raíces. Diego Portales; otro caso incompatible con nuestro Chile de hoy. Dudo que cualquiera hubiera aguantado las propuestas centralizadoras y anti demócratas que este antiguo mandatario se atrevió a imponer durante su gobierno. Es más, Portales se negó siempre a creer que la democracia podía resultar conveniente para las naciones sudamericanas, arcaicas y subdesarrolladas como él las veía. Finalmente, qué habría sido del “padre de la patria”, don Bernardo O’Higgins, en un Chile en el que para empezar nadie quiere ser padre de nada. O del propio José Miguel Carrera, proclamando su patriotismo y sus ideas nacionalistas frente a un montón de chilenos que sólo dicen serlo cuando el tema en cuestión son los feriados de las fiestas patrias.

No es desmerecer a los fundadores de la nación ni desvalorizar sus esfuerzos por construir un mundo mejor. Por el contrario, les estamos agradecidos. Pero la realidad es que hoy todo aquello ya no importa, o al menos resulta secundario frente a otros proyectos como el éxito profesional, una próspera vida social, una relación amorosa estable, etc. Al igual que ayer, la ley de la selva es aún un dogma obligado. La diferencia se halla en que hoy no gana el más fuerte, sino el más inteligente. Hemos alcanzado un prospecto humano más enfocado en superarse y competir contra sí mismo, un proyecto de humanidad basado en el desarrollo y no en la imitación. Vivimos en una constante renovación de héroes en la que nosotros somos la mejor propuesta. Mirar hacia arriba es limitar nuestra existencia, mirar hacia adentro es potenciarla.
B.G.J.

jueves, agosto 16, 2007

Barrio Estación Mapocho: Sexo, Verduras y Alcohol


El barrio Estación Mapocho es como un borracho a la antigua; grita con descaro y jamás pasa desapercibido. Entona una canción alegre que conoce de memoria, quizás porque le recuerda a épocas pasadas y mejores. Conoce a todos pero saluda sólo a los amigos, a los confiables. Frente a los desconocidos opta por callar y desviar la mirada. Ha visto muchas cosas y morir a muchos amigos. Poco a poco, se va quedando solo. Pero jamás pierde su alegría.

Guerra de Bares.
El Touring Bar lleva 89 años instalado en Gral. Mackena 1076, entre picadas que intentan hacerle la competencia con sus completos y chacareros. Tras el mesón color ciruela, una muralla de botellas de vino y otras de colores se extiende con encanto. Una caja registradora de proporciones gigantescas yace sobre el mesón, y detrás de ella apenas se divisa a la Sra. Vicky sacando cuentas. Esta mujer es dueña del local desde hace 7 años, y nuera del dueño original. En el Touring Bar no se admiten revoltosos ni borrachos, aunque lo que más se venda sea la chicha y el navegado. El lugar es administrado por mujeres, pero los clientes más fieles pertenecen al sexo masculino.
A menos de una cuadra, en la calle Aillavilú, un edificio amarillo parece no encajar entre los locales de mala muerte. Es La Piojera, el bar de 91 años que la cultura guachaca ha decidido condecorar como Monumento de Los Sentimientos de la Nación. Su fama es indiscutible, cinco presidentes han pasado por él: Alessandri, Ríos, Allende y Frei padre e hijo. La Piojera se enorgullece de su clientela y cualquiera con buenos ánimos tiene las puertas abiertas. En su interior se canta, se ríe, se grita, y sobre todo se bebe. Si de tragos se trata, el “terremoto” y el “tsunami” son propuestas obligadas. Pero La Piojera no sólo es del pueblo, también conciente a su elite reservando para ésta el salón H.I.P. (“huevones importantes”). Es uno de los pocos bares en los que se mezclan las identidades y nadie lo nota; escritores, poetas, trabajadores, estudiantes. Lo que importa es la tolerancia.
Sin embargo, muchos bares como éstos han pasado ya a la historia o han optado por renovar su clientela. Es el caso del Wonderer, antiguo rival de La Piojera y el Touring, que tras cambiar de establecimiento, dejó de lado la tradición y es hoy un pub para universitarios.

El Monstuo.
Así es como los bares de Estación Mapocho se han ido perdiendo en la memoria. Y es que de seguro no debe ser fácil competir con el máximo devorador de turistas: el Mercado Central, que ofrece al público su interminable variedad de productos marinos y platos chilenos. Parece ser que en su interior todos se sienten protegidos y resguardados. Incluso los “lanzas” de la zona, que a menudo se internan entre sus laberintos con la esperanza de ponerse a salvo con su botín y dejar atrás a los carabineros de turno.

Café Con Coquetería.
Tentación Grado 3, Peter Pan, Pasion, Xenon, Tú y Yo; son algunos de los cafés con piernas y sitios topless que se ubican entre Gral. Mackena y Santo Domingo. Ventanales polarizados, cumbias que se cuelan entre las cortinas de colores que hacen de puertas para estos locales, trabajadores de terno que ingresan con el maletín en la mano y casi siempre solos. Verdaderos refugios para el hombre chileno que ofrecen junto a un café algo más que una galletita.

Bandera de Colores.
Jeans y chaquetas, camisones de dormir, zapatillas, ropa interior, sombreros y bolsos, incluso trajes de novia. Ésta es sólo una parte de los productos que ofrecen los numerosos locales de “ropa americana”. Al interior de estos sitios no se admite ser quisquilloso, las mejores ofertas compensan la dudosa procedencia de las prendas en venta. El panorama es singular; cientos de perchas apretadas y ropa de colores que construyen ante la mirada de los transeúntes verdaderos arcoiris de telares.

Ancianos con el diario bajo el brazo, abuelas compinches, madres y sus hijos de la mano, ejecutivos y colegialas. El barrio Estación Mapocho jamás descansa. Incluso cuenta con sus propios personajes, como Osama Bin Laden, un hombre de edad, barba gris y tez oscura que deambula por el sector dejándose caer de bar en bar. Los vendedores de frutas y verduras siempre tienen un piropo a flor de labios. Parece ser que ni la delincuencia, ni el narcotráfico, ni la prostitución, ni el Transantiago han logrado atenuar la alegría de uno de los sectores más propios de la tradición del centro santiaguino.
B.G.J.