Bienvenidos Terricolas.

Han atravesado el portal valientes viajeros... No es un mundo paralelo, no es un universo desconocido. Es simplemente una instancia para pelusiar...
ADV: ¡CUIDADO! Algunas pelusas pueden resultar peligrosas.

*Pelusiar: las pelusas todo lo ven y todo lo saben, es imposible escapar de ellas, porque cuando menos lo esperes ahí estarán para dar su golpe maestro. El tamaño no es lo que importa...

viernes, junio 22, 2007

"Tranpacífico; La Bella y La Bestia"



“Transpacífico”
Centro Cultural La Moneda
18 de Mayo al 22 de Julio


Antes de iniciar el siguiente comentario, quisiera advertir a los amantes de los buenos modales y a los guardianes de la compostura. La exposición Transpacífico puede resultar un tanto impactante para los “Carreños” de hoy. Estoy segura de que más de algún espectador incauto ha sido sorprendido por esta colección que muchos han distinguido como “asquerosa”, o “fea”. Seamos cuidadosos con nuestros juicios, ¡qué peor ofensa para una obra de arte que ser tildada de “fea”! Sin embargo, Transpacífico parece más bien desprenderse de los cánones estéticos clásicos, y jugar un papel de incentivo a razonar; a reevaluar nuestro concepto de belleza y fealdad. Si el mundo cambia y se transforma, ¿no debería también hacerlo la estética?
La colección de obras, creaciones de artistas chilenos y de otros del Pacífico Asiático, podría encontrar su personificación en uno de los clásicos de la literatura infantil; La Bella y La Bestia. Combinando elementos atractivos para la percepción estética y otros que se alejan casi del todo de este ojo crítico, los artífices han logrado confeccionar un telar de opiniones que reprochan el modelo de vida actual. Una especie de crítica a todos, con todos y para todos. Para comprender la propuesta esencial de la exposición, basta con atender a “United Nations – Man & Space” (Naciones Unidad – Hombre & Espacio); la obra que cuelga sobre el hall principal del Centro Cultural. Un tejido de 188 banderas, confeccionadas todas con cabello humano, que tiene como creador al artista chino Gu Wenda. La intención de la obra es presentar simultáneamente la condición utópica de nuestra especie a través de los cabellos, y la figura de las banderas como un símbolo de división geopolítica.


La Bella.
Destacan las obras de dos artistas. Simryn Gill, nacida en Singapur y actual residente de Sydney, y Yang Zhenzhong, nacido en Zheijiang, 1968; hoy vive y trabaja en Shanghai. Aquí el protagonismo se lo roba el humor, la dedicación y una belleza más cultural que visual. La oferta es gentil, cálida y ligera.
Symrin trabaja de un modo singular; colecciona, archiva y clasifica. Un grupo de fotografías componen una de sus propuestas más especiales. Son retratos de individuos de razas distintas que representan sectores culturales fuertemente golpeados por la discriminación. De sus cuellos cuelgan collares fabricados con “perlas de papel” que un día fueron hojas de libros. Estos textos narran el desarrollo cultural de distintos grupos étnicos y naciones. Para comprender el significado de cada obra, es necesario fijarse con detalle en los respectivos títulos.
La colección de Zhenzhong es incluso menos tradicional. El artista explota la fotografía, el video y las imágenes simuladas, lo que despierta el interés de los jóvenes y de los devotos de la tecnología. Desecha la antigua concepción de obra y de museo; sentarse frente a un pedazo de género a contemplar una imagen inmóvil e inerte. En sus retratos, los ciudadanos “sostienen al mundo con un dedo”. Consiste en una crítica al desequilibrio social que atraviesa China en la actualidad, un intento esperanzador por alterar el aburrimiento y la sobriedad del diario vivir.

La Bestia.
En este punto, los juicios y opiniones idealistas se hacen a un lado para dar lugar a una crítica más cruda, severa y descarnada. Las propuestas más controversiales son las secuencias de Kuang-Yu Tsui, artista nacido en Taipei, Taiwán; y las video-perfomances de Kan Xuan, nativa de XuanCheng que hoy vive en Beijing.
Los videos de Kuang-Yu pueden resultar cómicos en un principio. Pero tarde o temprano, las imágenes de un joven al cual le lanzan objetos en la nuca para que los reconozcan, resultan impactantes. Así también la secuencia de otro individuo que corre y se lanza contra murallas, carteles, edificios, estatuas, etc., en un intento por “penetrar en la cultura”. La agresión y violencia sicológica que esconden ambos videos denotan una crítica irónica a los patrones de conducta popularizados globalmente. Un reproche a las dificultades que el hombre moderno debe enfrentar para integrarse a su entorno.
Los videos de Kan Xuan son simples. Reproducen procesos biológicos del hombre tan comunes como la alimentación y la digestión. Sin embargo, a pesar de su cotidianidad, la exposición de dichos procesos como una obra de arte confunde al espectador. La creadora y protagonista de las imágenes, mastica y escupe una especie de masa integral; la cual luego es cocida y dispuesta para repetir el procedimiento una y otra vez. La exposición es cruda y apta sólo para aquellos con estómagos fuertes. La propuesta busca cuestionar por qué procesos humanos tan naturales se han convertido en actos repugnantes limitados a la intimidad. Critica las costumbres actuales y la visión tan poco humana que tiene el hombre actual de su propio cuerpo.

La colección es extraña, y por lo mismo, interesante. Se encuentra repleta de curiosidades y rarezas que no suelen verse a menudo en un contexto público. Y si bien, constituye un panorama aparentemente recreativo, es esencial que no nos limitemos a este tipo de disposición. Transpacífico no es un circo ni una feria de fenómenos. Plantea una temática humana que ha sido desplazada del mundo actual por la modernidad y la globalización. Busca recrear la esencia misma del hombre y de su comunión entre cuerpo y mente. Es un retroceso a la condición nata de la humanidad, de una especie que ha olvidado su origen, y que pretende encaminarse a un futuro sin tener en cuenta su pasado.


B.G.J.

miércoles, junio 13, 2007

Cuestión


¿ Por qué barremos las hojas secas?

miércoles, junio 06, 2007

"For An Angel": La Consentida del DJ Alemán, Paul Van Dyk


Las imágenes se sobreponen unas a las otras con rapidez. Los cuadros color sepia abundan en brillo y luminosidad. Un hombre pálido e inmóvil yace largo sobre la arena, con la espalda recostada en el tronco de una palmera. Lleva anteojos oscuros, tan oscuros que simulan espejos, una camisa azul sedosa y pantalones. Las imágenes evocan un paraíso tropical olvidado; ruinas irreconocibles, indígenas cuyo origen resulta imposible deducir. El hombre de camisa se sienta sobre una silla de playa mientras contempla a dos niños que juegan a la pelota frente a un rudimentario arco de fútbol. La naturaleza a su alrededor parece dedicarle su existencia, unas cuantas mariposas se sitúan sobre aquel hombre sin gestos, como si se posaran sobre una roca. Es un dios: el dios del Trance. (Video Clip “For An Angel”, Paul Van Dyk”)


Nacido en el año 1971 en Eisenhuettenstadt, este de Alemania, Paul Van Dyk vivió su infancia y adolescencia en medio del revuelto propio de un Berlín comunista. Crecido en los suburbios de una población alemana, comenzó a incursionar en la remezcla de canciones con dos viejas tornamesas usadas. Para entonces, la club culture no penetraba aún en el este alemán. Sin embargo, se podían oír los nuevos temas en la señal de radio alemana del oeste. Así, inspirado en grupos como The Smiths y New Order, Paul Van Dyk comienza a componer y a grabar cintas para sus amigos más cercanos.

Cae el muro de Berlín y esta emergente cultura musical empieza a expandirse a lo largo de todo el territorio alemán, adueñándose de numerosos clubes y discoteques. El techno invade las pistas de baile y Paul no demora en aprovechar esta oportunidad para adentrarse en este mundo. En marzo de 1991, el novato se presenta públicamente por vez primera en un club de Berlín llamado “Tresor”. El éxito fue absoluto.

En 1994, comienza a escribir y grabar su primer disco, titulado “45 RPM”. Cuatro años más tarde la producción es lanzada oficialmente en el Reino Unido. Los resultados superan las expectativas de todos. El álbum se mantiene durante dos semanas como nº1 en Inglaterra, y durante cuatro en Alemania. El single “For An Angel” se apodera de los clubs y se consagra como un clásico dentro de la música electrónica trance.

Se dice que fue gracias a ésta que Paul Van Dyk logró alzarse por sobre la gran mayoría de los djs electrónicos internacionales. La canción se convirtió sin duda, en la representación propia del emergente género del trance melódico. Marcada por un beat rápido y dinámico, For An Angel es ante todo un llamado de atención al público. Una invitación dirigida al espectador a detenerse por un segundo y a aislarse de la rutina diaria del trabajo y la ciudad. Sube, baja, vuelve a subir: el movimiento y los cambios son constantes. La melodía es ágil pero invita a la calma.

For An Angel fue establecida como la mejor canción electrónica del milenio pasado. Es la prueba viva de que una sola tonada puede dar más fe de los grandes talentos de un artista que un millón de recopilaciones y remixes. Ésta se ha convertido en la esencia misma del estilo de Paul Van Dyk. Gracias a ella, el Dj fue invitado a formar parte como residente del Gatecrasher Club; uno de los más prestigiosos, en él se han dado conocer varios de los músicos electrónicos más reconocidos. En asociación con Gatecrasher, el artista alemán lanzó su campaña “No Pills, Just PvD” en la que se declaró en contra de las drogas y las sustancias. Éstas serían culpables de perjudicar la reputación de la música electrónica.

“Best Music Maker” según la revista “DJ”. “Leader of the Trance Nation” conforme la opinión de la “Muzik Magazine”. Reconocido como “Men Of The Year” por la “Myxmag”. Paul Van Dyk es hoy varias cosas, y recibe también varios nombres. Con 19 premios internacionales, 10 álbumes y 21 singles, podemos estar seguros de algo que este artista no es: pasajero. Mientras la música electrónica siga abriéndose lugar dentro de la cultural musical de todo el mundo, este alemán de 36 años permanecerá a la cabeza, innovando, creando y sacudiendo la pista de baile de los hambrientos por el trance.



B.G.J.

domingo, junio 03, 2007

Relaciones Intrahumanas: Condicionantes del Hombre


¿En qué punto se convierte un desconocido en aquello que llamamos amigo? ¿O incluso, en algo más? ¿Por qué nuestra condición humana nos obliga a dejar entrar a entes completamente ajenos? ¿Por qué decidimos fusionarnos con otro al minuto de amar? ¿Por qué optamos por volvernos vulnerables?

Si nos basamos en el sentido común, el hecho de entregarnos a una relación, de comprometernos con alguien que antes no estaba ahí suena del todo ilógico. Es lanzarse a los tiburones por un par de monedas. Es pagar una fortuna por un ramo de flores. Pero como los seres irracionales que somos, aún estando conscientes del peligro que representa esto, nos entregamos igual. Todo indica que el valor de aquel par de monedas y de ese ramo de flores es superior al que por lo general le asignaríamos. Si seres extraterrestres situaran cámaras en nuestro planeta para observar nuestro comportamiento, nuestro forma de manejar las relaciones intrahumanas, lo más seguro es que no entenderían absolutamente nada. De hecho, desde el punto de vista que he adoptado para escribir este análisis, el comportamiento del hombre con sus semejantes me resulta absurdo.

Nos quejamos y lloramos cuando nos hieren. Y en respuesta de esta herida, nacen los anhelos de venganza, el sentimiento de odio y de ira. Esperamos durante toda nuestra existencia a la media naranja, esa alma gemela que de algún modo sabemos que existe. O por lo menos, eso queremos creer. Nos convencemos de ser capaces de hallar en otros seres humanos cualidades que los hagan dignos de relacionarse con nosotros. Evaluamos a cada quien según su afinidad con nuestra persona. La acción es innata, lo más probable es que ni siquiera nos demos cuenta al minuto de llevarla a cabo. Pero la verdad es que esta forma de actuar no es más que una extensión de nuestro orgullo y nuestra soberbia humana. ¿Con qué derecho nos sentimos dignos de juzgar a quienes nos rodean? ¿Por qué deben ser nuestro parámetros los más apropiados para hacerlo? Es absurdo que siendo todos hombres iguales, nos consideremos capaces de evaluar correctamente a un semejante, y por lo demás confiar en que nuestro juicio jamás resultará equívoco. En especial porque entre él y yo no existen diferencias reales; ambos nos enfermamos, tropezamos, fallamos, nos ensuciamos. Es de suponer que cuando alguien evalúa a otro o lo juzga, éste debe saber ejercer correctamente dicho trabajo. Como mínimo, debe conocer mecanismos que vayan más allá de lo humano, parámetros superiores al hombre. Pero la verdad es que ninguno de nosotros los conoce. Nos desenvolvemos en una realidad demasiado física y limitada para poder reconocer aquello que de verdad hace valioso a alguien. Cualquiera se defendería de esta afirmación justificando que se ha acercado a sus amigos debido a que son personas amables, generosas, incondicionales, constantes. Pero la realidad es que somos nosotros quienes les asignamos dichas características. Mi amigo es leal porque yo necesito que lo sea, y en las instancias en que deje de serlo lo más seguro es que desviaré la mirada hacia otro lado, o dejará de ser mi amigo. Consideramos a la gente según nuestras propias necesidades.

El hecho de que sólo seamos capaces de relacionarnos con los demás según modelos tan básicos, da fe de las enormes limitaciones sicológicas y emocionales del hombre. A todo aquél que conocemos a lo largo de nuestra vida, lo encasillamos en la categoría de familia, amigo o pareja. Sin darnos cuenta, al dividir a nuestros semejantes en sectores tan básicos y generalizados, condicionamos nuestra propia existencia. Esto debido a que con cada uno de ellos debemos actuar de una determinada forma. Así, nuestro comportamiento diario se limita a un patrón concreto que depende de a quién estemos tratando. Es más, la sociedad en conjunto se encarga a menudo de reprender a quienes rompen estas normas de conducta. Según la ética tradicional, es incorrecto tener relaciones sexuales con un amigo si no existen intenciones amorosas de por medio. Tampoco se nos permite besar a un hermano de sangre; este acto sería tildado de aberración, y tener un hijo con él sería un incesto. Pero ¿qué es realmente una aberración o un incesto? ¿Quién se atrevió a categorizar a ambos como una inmoralidad, una injuria contra los valores? ¿Con qué capacidad lo hizo siendo sólo un humano más?

Nuestra forma de actuar se define según la crianza que nos propicie nuestro entorno y los patrones de comportamiento que nos asignen nuestros superiores. Somos hijos y debemos respetar a nuestros padres. Somos hermanos y debemos compartir entre nosotros y convivir de igual a igual. Somos niñas y debemos jugar con muñecas y tasitas de té. Somos mujeres y debemos saber al menos preparar un plato de arroz o tallarines. Incluso cuando elegimos una carrera, dicha carrera se encuentra condicionada por un modelo de individuo que se le impone o se le asigna. Los periodistas son extrovertidos, mordaces y corruptos, capaces de hacer lo que sea por conseguir la información necesaria para publicar. Los abogados son fríos y calculadores, los arquitectos son soñadores y creativos. Los modelos de pasarela son superficiales e ignorantes. A veces llegamos a convencernos de que debemos actuar así para tener éxito en nuestra profesión. Es más, a menudo las profesiones se reconocen y diferencian según dichas características. Al final, optar por una carrera no es elegir en qué trabajar, sino más bien qué tipo de individuo ser.

La pareja es sin duda la categoría humana que nos resulta más difícil cuestionar. Y cuando nos atrevemos a hacerlo, lo hacemos con recelo e inseguridad. Esto debido a que se ha convertido prácticamente en una meta de vida. Todos buscamos, queremos y luchamos por aquel semejante que consideramos digno de acompañarnos a lo largo de nuestra mísera y corta existencia. Aquél que evaluamos según qué tanto nos gusta, y qué tanto nos complace. Debe prestarnos utilidad, servirnos de compañero, congeniar con nuestra forma de ser. Y antes de que lo amemos, debemos estar seguros de que nos amaría de vuelta. Las relaciones amorosas no son más que respuestas a nuestro ego. De hecho, cuando pensamos en la otra persona, pensamos en su relación con nosotros, no en él como individuo independiente. El amor nos condiciona, nos limita, y nos convierte en seres dependientes. No es un misterio universal que cuando amamos es cuando más expuestos nos encontramos. Aún así, amar nos entrega la mayor satisfacción de todas, aunque rara vez nos detenemos a comprender cuál es. No es el amar a alguien lo que nos hace felices. De hecho, cuando amamos y no nos aman nos convertimos en seres miserables. La satisfacción del amor se encuentra en que nos amen de vuelta. Nuestra soberbia es tal que nos creemos merecedores (incluso exigimos) de que alguien nos dedique su existencia, que nos ame con exclusividad.

Por desgracia, las relaciones intrahumanas son simplemente eso: humanas. Son un bache más en el camino del hombre, un obstáculo que le impide alcanzar la trascendencia. Porque al trascender no hay condicionantes, no hay ajenos que nos limiten. Hay solo uno. Y no me refiero a un único individuo. La trascendencia es la unidad, la fusión de todo, el infinito mismo. En la infinidad las almas se unen, se mezclan, se funden en una sola. Eso es más importante, y más grande que amar. El cuerpo es cuerpo, muere, se pudre y desaparece. Los celos del cuerpo son un capricho, una pérdida de tiempo. Los problemas de pareja nacen del defecto humano más peligroso de todos; la inseguridad. Cuando somos inseguros, somos más hombres que nunca: nos sentimos expuestos porque tememos que algo más grande nos castigue o nos hiera. Llamar “amigo” a un semejante no es dejarlo entrar, es excluirlo. Enseñar a los hijos a que cumplan con los mandatos de los padres es sólo una muestra de poder. La gran meta del hombre no es ser bello, ni amar, ni procrear, ni ejercer una profesión. Todo aquello culmina cuando el cuerpo desaparece. El verdadero desafío del ser humano es trascender: dejar de ser humano. Y mientras continuemos imponiéndonos formas de actuar y responder a nuestro entorno, nuestra humanidad permanecerá vigente y más peligrosa que nunca.

Lo mental es más grande y más poderoso que lo físico.



B.G.J.

sábado, junio 02, 2007

"American Dad": La Nueva Parodia Americana



El grupo de fanáticos de las series animadas para adultos ha crecido en niveles insospechados estos últimos años. Esto gracias a un nicho poblacional nunca explotado con anterioridad. Fox Channel ha sido siempre el canal favorito en este aspecto, debido a su constante renovación de material y variedad de caricaturas; desde los más clásicos, como “Los Simpsons”, hasta las más recientes novedades, como “American Dad”. De hecho, esta última se ha convertido en el nuevo orgullo de la productora, en un nuevo éxito que se suma a su amplia colección. Y es que “American Dad” es la nueva parodia del estilo de vida americano, una serie que se encarga de tocar sin vergüenza algunos temas tan actuales y concretos como la anorexia y la homosexualidad.

El programa trata las aventuras de una familia compuesta por cinco personajes; cada uno retrata satíricamente a los integrantes de una clásica familia norte americana. El hijo menor, tímido y aplicado a sus estudios; se encierra en su pieza a menudo a leer y a revolcarse con su novia gótica. La hija mayor, pretenciosa y rebelde, ajena a todo lo que ocurre en su familia. Su estilo evoca una muy anticuada moda época hippie, con algo de punk y un toque de rock. La madre, un ama de casa trabajadora pero de fuerte carácter y personalidad dominante, es quien lleva los pantalones en el hogar. La mascota, y quizás éste el personaje más insólito; un marciano con pretensiones de villano, que vive con la familia desde que su nave se estrelló en el planeta tierra. Y por último, el personaje que le otorga el ingrediente tragicómico a la serie: el padre, un hombre de treinta y cinco años que siempre viste de traje y quiere estar a la moda. Le aterran las críticas y es capaz de hacer lo que sea para lograr admiración pública. El personaje busca reproducir y ridiculizar el discurso capitalista norte americano a toda costa.

La serie no sólo es entretenida. El humor que utiliza (y a menudo explota) es liviano y sofisticado, se basa en críticas sociales expresadas de una forma irónica y satírica. Esta fórmula podría convertirla pronto en “Los Simpsons” de nuestra generación. Sin embargo, hay que advertir que es explícitamente una serie para adultos. Los temas que toca son en su mayoría demasiado crudos para los niños. Los personajes expresan su sexualidad sin ningún pudor, y la juventud actual es uno de los principales blancos de constantes burlas y humillaciones. Incluso se exponen abiertamente las grietas y falencias existentes en las relaciones intrafamiliares de hoy en día.

Si el espectador es capaz de evaluar la serie desde un criterio ajeno y externo, entonces se divertirá mucho con cada uno de sus capítulos. Resulta una oportunidad para reírnos de nosotros mismos y del mundo en que vivimos, para olvidar las preocupaciones y aquello que nos aflige a diario. Es finalmente, sólo una instancia para relajarse. Como dijo un viejo amigo mío; no hay que ser "tontos graves".



B.G.J.

Silicon Soul: El Duo Prodigio de Vuelta en Chile.


Una verdadera melodía mecánica, un conjunto de sonidos que jamás desentona ni desarmoniza. Los pies comienzan a temblar, los hombros se menean y las caderas se retuercen. Basta cerrar los ojos para viajar sobre una alfombra mágica entre los altos y bajos de este beat housero y sofisticado como pocos. Las voces que lo acompañan repiten frases una y otra vez con elegancia y picardía. Van y vienen a medida que juguetean con el volumen. Cuando van nos dejan con ganas de más, cuando vienen no queremos que se vuelvan a ir.

Así es la música de Silicon Soul, el dúo de los escoceses Craig Morrison y Greame Reedie, ambos de Glasgow. El nombre de su ciudad natal suena místico, incluso como extraído de un cuento de hadas escocés. Y la verdad es que no podría resultar más apropiado. Cual personajes mágicos, estos muchachos componen y tocan su música para hacer feliz a su público: a los tranceros de nuestra especie. Ambos son productores, pero ante todo prefieren ejercer como Djs. Dicen que al momento de producir lo hacen con la mejor vibra de todas. Pero al llegar la hora de pinchar las tornamesas, Craig y Greame dejan el protocolo y los negocios de lado, para convertirse en “los chicos de la noche” (según sus propias palabras). Desde su primer disco “A Soul Thing”, lanzado en el 2000, el dúo no ha dejado de componer y recorrer el mundo irradiando su música y personalidad.

El estilo de Silicon Soul es un house puro que remezcla temas de los años ’70, del tipo dub, disco y funky. Sus canciones lo confirman, basta escucharlas para imaginarse en una pista de patinaje con luces de colores y bolas de disco. La música es bailable, alegre y especialmente, cómoda. Sin duda, Silicon Soul ha logrado construir un tipo de electrónica distinta y original, decorada con un toque de improvisación y entusiasmo.

Las buenas noticias son que, luego de haber visitado nuestro país para Creamfields 2006, este par de niños prodigio retorna nuevamente a nuestra capital para deleitarnos. Este viernes 8 de Junio, Street Machine se toma la Ex Fábrica para presentar en vivo a Silicon Soul y a sus más recientes producciones. La invitación a viajar ya está hecha. Ahora depende de ti si te sumas a la tripulación.

Más información en
http://www.streetmachine.cl



B.G.J.