
“Transpacífico”
Centro Cultural La Moneda
18 de Mayo al 22 de Julio
Antes de iniciar el siguiente comentario, quisiera advertir a los amantes de los buenos modales y a los guardianes de la compostura. La exposición Transpacífico puede resultar un tanto impactante para los “Carreños” de hoy. Estoy segura de que más de algún espectador incauto ha sido sorprendido por esta colección que muchos han distinguido como “asquerosa”, o “fea”. Seamos cuidadosos con nuestros juicios, ¡qué peor ofensa para una obra de arte que ser tildada de “fea”! Sin embargo, Transpacífico parece más bien desprenderse de los cánones estéticos clásicos, y jugar un papel de incentivo a razonar; a reevaluar nuestro concepto de belleza y fealdad. Si el mundo cambia y se transforma, ¿no debería también hacerlo la estética?
La colección de obras, creaciones de artistas chilenos y de otros del Pacífico Asiático, podría encontrar su personificación en uno de los clásicos de la literatura infantil; La Bella y La Bestia. Combinando elementos atractivos para la percepción estética y otros que se alejan casi del todo de este ojo crítico, los artífices han logrado confeccionar un telar de opiniones que reprochan el modelo de vida actual. Una especie de crítica a todos, con todos y para todos. Para comprender la propuesta esencial de la exposición, basta con atender a “United Nations – Man & Space” (Naciones Unidad – Hombre & Espacio); la obra que cuelga sobre el hall principal del Centro Cultural. Un tejido de 188 banderas, confeccionadas todas con cabello humano, que tiene como creador al artista chino Gu Wenda. La intención de la obra es presentar simultáneamente la condición utópica de nuestra especie a través de los cabellos, y la figura de las banderas como un símbolo de división geopolítica.
La Bella.
Destacan las obras de dos artistas. Simryn Gill, nacida en Singapur y actual residente de Sydney, y Yang Zhenzhong, nacido en Zheijiang, 1968; hoy vive y trabaja en Shanghai. Aquí el protagonismo se lo roba el humor, la dedicación y una belleza más cultural que visual. La oferta es gentil, cálida y ligera.
Symrin trabaja de un modo singular; colecciona, archiva y clasifica. Un grupo de fotografías componen una de sus propuestas más especiales. Son retratos de individuos de razas distintas que representan sectores culturales fuertemente golpeados por la discriminación. De sus cuellos cuelgan collares fabricados con “perlas de papel” que un día fueron hojas de libros. Estos textos narran el desarrollo cultural de distintos grupos étnicos y naciones. Para comprender el significado de cada obra, es necesario fijarse con detalle en los respectivos títulos.
La colección de Zhenzhong es incluso menos tradicional. El artista explota la fotografía, el video y las imágenes simuladas, lo que despierta el interés de los jóvenes y de los devotos de la tecnología. Desecha la antigua concepción de obra y de museo; sentarse frente a un pedazo de género a contemplar una imagen inmóvil e inerte. En sus retratos, los ciudadanos “sostienen al mundo con un dedo”. Consiste en una crítica al desequilibrio social que atraviesa China en la actualidad, un intento esperanzador por alterar el aburrimiento y la sobriedad del diario vivir.
La Bestia.
En este punto, los juicios y opiniones idealistas se hacen a un lado para dar lugar a una crítica más cruda, severa y descarnada. Las propuestas más controversiales son las secuencias de Kuang-Yu Tsui, artista nacido en Taipei, Taiwán; y las video-perfomances de Kan Xuan, nativa de XuanCheng que hoy vive en Beijing.
Los videos de Kuang-Yu pueden resultar cómicos en un principio. Pero tarde o temprano, las imágenes de un joven al cual le lanzan objetos en la nuca para que los reconozcan, resultan impactantes. Así también la secuencia de otro individuo que corre y se lanza contra murallas, carteles, edificios, estatuas, etc., en un intento por “penetrar en la cultura”. La agresión y violencia sicológica que esconden ambos videos denotan una crítica irónica a los patrones de conducta popularizados globalmente. Un reproche a las dificultades que el hombre moderno debe enfrentar para integrarse a su entorno.
Los videos de Kan Xuan son simples. Reproducen procesos biológicos del hombre tan comunes como la alimentación y la digestión. Sin embargo, a pesar de su cotidianidad, la exposición de dichos procesos como una obra de arte confunde al espectador. La creadora y protagonista de las imágenes, mastica y escupe una especie de masa integral; la cual luego es cocida y dispuesta para repetir el procedimiento una y otra vez. La exposición es cruda y apta sólo para aquellos con estómagos fuertes. La propuesta busca cuestionar por qué procesos humanos tan naturales se han convertido en actos repugnantes limitados a la intimidad. Critica las costumbres actuales y la visión tan poco humana que tiene el hombre actual de su propio cuerpo.
La colección es extraña, y por lo mismo, interesante. Se encuentra repleta de curiosidades y rarezas que no suelen verse a menudo en un contexto público. Y si bien, constituye un panorama aparentemente recreativo, es esencial que no nos limitemos a este tipo de disposición. Transpacífico no es un circo ni una feria de fenómenos. Plantea una temática humana que ha sido desplazada del mundo actual por la modernidad y la globalización. Busca recrear la esencia misma del hombre y de su comunión entre cuerpo y mente. Es un retroceso a la condición nata de la humanidad, de una especie que ha olvidado su origen, y que pretende encaminarse a un futuro sin tener en cuenta su pasado.
B.G.J.

2 comentarios:
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